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miércoles, 19 de agosto de 2020

19 de agosto "día mundial de la fotografía "

Hoy 19 de agosto se celebra el día mundial de la fotografía. 

Quiero rendir homenaje a aquellas personas anónimas que sin pedirle permiso capturemos su imagen, imagen que publicamos en nuestras muros. Gentes de las que desconocíamos sus vidas, sus historias, sus penas, sufrimientos  etc. Gente que hemos inmortalizado sin su permiso. 

Hoy les dedico mi cariño y admiración y les pido perdón si con la captura de su imagen las he ofendido. Gracias por esos momentos robados.

Por la satisfacción de haber plasmado "un momento robado al tiempo" . Va por todos vosotros, anónimos que quedasteis en mi lente para la posteridad.

A todos los amantes de la fotografía, a buenos amigos que conocí junto a una cámara disfrutando de eso que nos gusta, "robar momentos a tiempo".    Un recuerdo a aquellos amigos que ya no están y nos dejaron esas fotos para la posteridad.

 Un recuerdo especial a efenavarro, allá donde estés con tu cámara intentando captar el momento preciso. ¡¡¡Feliz día a todos los amantes de la fotografía!!!

Costa tropical de Granada 


Ronda


Tierras manchegas


Axarquia 

Valle de Lecrín


Alpujarra


Por el altiplano granadino


LaContraviesa

in memoriam "efenavarro" 

jueves, 23 de julio de 2020

Las tapias del cementerio

Esta es una historia real, los hechos son verídicos salvo los nombres que han sido cambiados.
 Corrían los primeros meses del año 1937. Juan un hombre humilde hijo de una viuda, agricultor y el menor de sus hermanos Los mayores  habían emigrado a Sudamérica buscando un futuro mejor. 

Solo quedaban su madre y varias hermanas  casadas y con sus familias. Juan se ocupaba de su madre, sus tierras y trabajando la hacienda familiar. 
Era un joven serio responsable y ajeno a los acontecimientos que corrían tras el golpe de Estado. Juan se casó joven, pero aún no tenía hijos, así que trabajaba para mantener a su mujer y a su madre. 
Quiso la mala fortuna, que el señorito de turno viese la oportunidad de hacerse con unas tierras que jamás quisieron venderles, tierras de las que sacaban el sustento para vivir. 

Aprovechando las circunstancias de la guerra civil (más bien el golpe contra el gobierno legítimo) no vio otra cosa mejor que acusar a Juan de asesinato (como bien, dije antes Juan era ajeno a todo el devenir de la contienda). Llegó el fatídico momento, y Juan fue detenido y trasladado a la cárcel provincial. Su madre y su esposa quedaron asombradas y tan impresionadas  de tan crueles acusaciones. 

Pasaban los días,  las semanas y todo  presagiaba un final nada esperanzador. 

Como si fuese ajeno a ello un día llego el señorito sin escrúpulos ninguno y dirigiéndose la madre de Juan le dijo. "Mira María no te preocupes que esto lo arreglamos sin problema, sabemos que tu hijo es buena persona, es inocente. Vende aquellas tierras y pagando pronto tendrás a  tu hijo en casa." 
Su madre en el afán de salvar la vida de su hijo malvendió la tierra y recaudó el dinero para salvar a su hijo. El señorito se ocupó de todo los trámites y" todo listo". 

Se presentó en casa de María y le comunico :María mañana si quieres puedes ir a por tu hijo y traerlo a casa. Aquella mañana calurosa de agosto María marcho a la capital con la esperanza de abrazar a su hijo y verle al fin libre de tan infame injusticia. 
A las puertas de la prisión provincial, en el cuerpo de guardia le comunica al guardia que venía a recoger a Juan su querido y añorado hijo, "veamos ¿Juan Rodríguez Rodríguez? sí es mi hijo respondió María" 

Aquella mujer ajena al nubarrón que se avecinaba, no era consciente de lo que se le venía encima. Señora María, le dijo con voz seca el guardia. 
Su hijo ya no está entre los vivos, fue ajusticiado hace tres días en las tapias del cementerio. 

María cayó al suelo en redondo, volviendo con el corazón roto a su hogar sin su amado hijo. La vida dejo de tener sentido para ella llevándosela a la tumba, no sin antes hacerle jurar a sus hijas que jamás vendieran al señorito, ni a sus descendientes ni un metro cuadrado de la tierra que quedaba. 
"Mucha de las fortunas de los muy patriotas y demócratas están manchadas de sangre" foto del diario Ideal de Granada 

"Pastor que con tus silbos amorosos"

Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño;
Tú, que hiciste cayado de ese leño
en que tiendes los brazos poderosos,

vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño
y la palabra de seguirte empeño
tus dulces silbos y tus pies hermosos.

Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.

Espera, pues, y escucha mis cuidados;
¿pero cómo te digo que me esperes,
si estás, para esperar, los pies clavados?
Lope de Vega

viernes, 26 de junio de 2020

La cabina

La cabina es un mediometraje español dirigido por Antonio Mercero en 1972, coescrito por él mismo junto con José Luis Garci y protagonizado por José Luis López Vázquez. Se emitió por primera vez en Televisión Española el 13 de diciembre de 1972, y consiguió un Premio Emmy Internacional al mejor telefilme y un Fotogramas de Plata al mejor intérprete de televisión para José Luis López Vázquez en 1973.


Argumento

El argumento desarrolla una parábola kafkiana concebida en forma de relato corto por el escritor Juan José Plans.

A primera hora de la mañana, unos operarios instalan una cabina telefónica en medio de una plaza. Más tarde pasa por allí un hombre que acompaña a su hijo a la parada del autobús escolar. Cuando su hijo se va en el autobús, el hombre pasa junto a la cabina y decide entrar a realizar una llamada. Sin que se dé cuenta, la puerta se cierra tras él. El hombre se da cuenta de que el teléfono no funciona y se dispone a salir, pero descubre que la puerta está atascada y no se abre. Intenta abrirla repetidamente, pero no lo consigue. Dos hombres que pasan por allí y lo ven intentan ayudarle abriendo desde fuera, pero no lo consiguen. La situación atrae la atención de un número cada vez mayor de transeúntes, que se van congregando alrededor de la cabina para observar al hombre y los intentos de sacarlo. Varias personas (un hombre corpulento y forzudo, otro hombre con un destornillador y dos policías) intentan abrir la puerta, pero ninguno lo consigue.

Finalmente, llegan los bomberos, que tratan de romper el techo de cristal de la cabina y sacarlo por ahí, pero cuando se disponen a hacerlo, llegan los mismos operarios que instalaron la cabina, la desmontan y la suben a su camión, con el hombre todavía encerrado en su interior. La multitud sonríe y despide alegremente al hombre. Éste solo puede observar impotente cómo es transportado a través de la ciudad. Intenta pedir ayuda a las personas que le ven, pero la gente solo sonríe, lo saluda o se ríe de él. El camión se detiene en un semáforo junto a otro camión que transporta otra cabina igual, con otro hombre atrapado en su interior. Ambos hombres intentan comunicarse, pero no pueden.

Tras un largo viaje, el camión llega a un misterioso almacén subterráneo donde el hombre ve cómo se construyen y preparan cientos de cabinas iguales a la suya. La cabina es elevada con un imán y depositada en un montacargas, que la transporta a través del almacén, lleno de cabinas que contienen cadáveres y restos momificados de otras personas atrapadas. El hombre intenta desesperadamente salir pero no puede escapar. La cabina es depositada junto a las demás en el almacén y el hombre ve junto a él al otro hombre que había visto atrapado en otra cabina durante su viaje, que se ha suicidado ahorcándose con el cable del teléfono. Angustiado y desesperado, el hombre se derrumba en el interior de la cabina hasta quedar fuera de plano.

La película finaliza con los mismos operarios instalando otra cabina igual en la misma plaza, dejándola con la puerta entreabierta, preparada para la siguiente víctima.

Fuente : Wikipedia 

lunes, 22 de junio de 2020

En el lavadero del pueblo

Lavandera es la mujer cuyo oficio es el lavado de ropa.​ Mencionadas ya en la Biblia,​ y asociada su tarea de forma tradicional al ama de casa, como oficio casi exclusivo de la mujer tuvo especial desarrollo durante los siglos XIX y XX.​ Aunque desaparecido prácticamente como oficio en la sociedad occidental y occidentalizada, continúa ocupando a un sector importante de las mujeres del tercer mundo y aún en los países más desarrollados se conserva como ocupación por horas retribuida.​
Las lavanderas han sido también motivo de una extensa iconografía pictórica y escultórica, con puntuales apariciones en la obra de maestros como Francisco de GoyaToulouse-Lautrec o Gaudí​ El tema, desaparecido como motivo pictórico en la segunda mitad del XX, continúa representándose en composiciones escultóricas de casi todo el mundo.
Fuente: Wikipedia

domingo, 21 de junio de 2020

EL ÚLTIMO FADO

Autora

Concepción Valverde es natural de Granada y reside en Madrid, donde imparte clases de Literatura en un Instituto de Enseñanza Secundaria. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid y en Arte Dramático por la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza en Madrid, ha trabajado como guionista de ficción en Televisión Española. Su obra contiene una rica y novedosa visión del Siglo de Oro español y de la colonización del Nuevo Mundo, que rehúye la manida tendencia que hace de la picaresca el eje de aquella época, "siempre envuelta en trapacerías, hurtos y engaños, e ineludiblemente acompañada de un sonar de hambrientas tripas". Con La Biblioteca Fajardo ganó el Primer Premio de Novela Albert Jovell, a la que sigue ahora, en una línea bien distinta, la apasionante trama de El último fado.

Sinopsis

Desde niña, Amalia vive obsesionada por la muerte de su tía, a la que no llegó a conocer pero de la que lleva su nombre. El entorno en el que vive se presta a la especulación, ya que sus tres tías acostumbran a convertir la realidad en algo confuso y plagado de contradicciones. En una elegante casa de familia bien venida a menos, todo es controlado con mano férrea por la tía Celia, que esconde un secreto que la protagonista descubrirá, y que no durará en relacionar con esa misteriosa y no aclarada muerte.

Aunque lo que más angustia a la joven es no saber apenas nada de sus padres, a los que perdió a los pocos meses de nacer. Desde entonces, la tía Celia ha urdido una sucesión de falsedades en torno a su origen que han hecho que Amalia se vea obligada a buscar la verdad por sí misma. Cuando con dieciséis años creía haber superado sus antiguos temores, la protagonista encontrará un diario que la hará regresar a ese mórbido universo familiar, en el que cada nuevo dato está a su vez envuelto en el misterio. Las diversas incógnitas se irán despejando paulatinamente hasta llegar al último recodo de esta novela, en el que una revelación inesperada imprimirá un definitivo giro al relato.

El último fado mantiene en vilo al lector a lo largo de sus páginas, sin darle tregua para recuperarse. En esta asombrosa obra conviven rasgos del género policíaco con los de la narrativa psicológica, en una hábil mezcolanza que provoca el aplauso a su conclusión.
Comencé a leer El último fadola segunda publicación de Concepción Valverde, pisando tierra portuguesa, un país rico en matices, en sabores, en aromas y en paisajes que suenan dulces y melodiosos tras el silabeo de su lengua. Fue abrir las páginas de esa novela y encontrarme de bruces con una lusitana de pro, con Amalia Rodrigues, la fadista que ha encumbrado la saudade portuguesa. Y como si de un homenaje se tratara, Amalia será un nombre común entre estas páginas.

El último fado cuenta la vida de los Salvatierra, un linaje del que conoceremos parte de sus orígenes, con la mención a los abuelos Antonio y Amalia, perpetuados en sus cinco hijos de los que, en el presente de la novela, solo viven tres: Beatriz, Hortensia y Celia. En polvo se convirtieron Antonio tras un accidente de aviación y la tía Amalia, fallecida tras un desolador infortunio, dejando atrás a Eduardo, su viudo, un doctor francés que queda al amparo de los Salvatierra tras la muerte de su esposa. 

Otra Amalia más, la más principal por ser la narradora, formará parte de este entramado. Hija de Antonio, la joven se sentirá siempre muy atraída por la muerte de sus padres y por la de su tía Amalia. Ya, desde un principio, intuiremos junto a ella que los sucesos que conforman la versión oficial distan mucho de la realidad. Así pues, movidos por la misma curiosidad que la incita, nos adentraremos en una investigación familiar que sacará a la luz ese oscuro secreto 'duro y seco que dominaba a todos los habitantes de la casa'.

Página tras página, y desgranando los mimbres del árbol genealógico, conoceremos cómo son las relaciones entre los Salvatierra, qué clase de unión tenía la joven Amalia con su abuelo, una simple figura en la que no cabía ni una sola muestra de cariño y ternura para con la niña, o cómo se relaciona nuestra narradora con sus tías, con la estricta Celia, que esconde su verdadero carácter, con la maltratada Beatriz, o con la casi ausente Hortensia. El tío Eduardo será para la joven, lo más parecido a un padre.

Desde primer momento Amalia siente que las piezas no encajan. Los cuentos que satisfacían su curiosidad siendo niña presentan demasiadas lagunas a su edad adolescente y así, ávida por descubrir el misterio que cree silenciado por sus tías, se lanza a descubrir la verdad. La casa familiar cuenta con mil recovecos donde hurgar y pronto descubrirá una fotografía, la evidencia de un amor oculto, unas cartas, un diario y unas antiguas novelitas. Hará acto de presencia otro personaje más, un juez que pondrá la nota más macabra a la historia. Todo ello generará un sinfín de preguntas, dudas que Amalia formulará a sus tías en distintos momentos y a lo largo de los años, con el único fin de descubrir la verdad de los Salvatierra. 

En El último fado hay muerte, natural, fortuita o criminal -eso estará por ver-  pero no estamos ante una novela de género noirLa última publicación de Concepción Valverde encaja en esas historias de grandes familias que intentan mantener las apariencias y ocultar las deshonras. De ahí que, sobre las desdichas familiares se haya intentando echar tierra por encima, un manto que ahora la joven Amalia pretende despejar y con cada paletada el suspense y la intriga irá en aumento. ¿Cómo murió realmente Antonio? ¿Es verdad que Amalia se ahogó accidentalmente en el río? Serán las cuestiones principales que la joven narradora tendrá que averiguar mientras que el lector se encamina a un desenlace en el que le espera, en la segunda parte del libro, un bomba de nitroglicerina. El argumento gira y se transforma en una historia que nos dejará atónitos.

Cuenta la novela con dos partes denominadas el Cuaderno Azul y el Cuaderno Rojo, una estructura que permite ese giro del que os hablaba en el párrafo anterior y del que no quiero desvelar nada. Solo os diré que ese segundo bloque supone un plus adicional a esas novelas sobre sagas familiares con sus secretos y misteriosEl último fado va mucho más allá, con un argumento sustentado en capítulos cortos, escritos en primera persona, una voz narradora encargada de poner en pie toda una urdimbre llena de mentiras, caminos erróneos, hipótesis y conjeturas. Valverde tiene a bien hacer un certero resumen a mitad de la obra para esclarecer los puntos más oscuros de la historia, un recurso que el lector agradece pues, entre unos personajes y otros, llegará a dudar hasta de sí mismo. Pero aún le espera la sorpresa de la segunda parte.

Con una prosa fresca, una narración cadenciosa y una historia llena de vericuetos, he disfrutado mucho de la lectura de esta novela. Me ha gustado el elenco de personajes, tan dispares y llenos de dobleces, las intrahistorias que se ocultan entre los pliegues del argumento principal, el giro brutal de la última parte que no resta solidez a la historia pues,  a pesar de las distintas variantes que se plantean, no queda ningún fleco suelto y el juego que se nos plantea pues, al margen de la investigación de Amalia, el lector tratará de hacer sus propias apuestas, para volver a deshacerlas posteriormente y formularlas de nuevo a medida que vayamos avanzando en la lectura.

Así pues, estés por tierras portuguesas o no, El último fado es una lectura más que recomendable. 

Fuente :Lecturápolis. 

sábado, 20 de junio de 2020

El tranvia de Lisboa

 Una de mis cosas favoritas cuando viajo a Lisboa es un buen paseo en tranvía (eletrico en portugués ) , amen de un buen café y unos pasteis de Belem. Es todo un lujo atravesar la capital en estas reliquias (las hay modernas ) que te recuerdan a San Francisco en los EE.UU. con puente incluido pero en este caso el del 25 de abril . Como sientes ese ruido silbante y en tu interior oyes la fuerza que llevan por esa calles empedradas y como un pensamiento negativo en tu interior te dice ...... es imposible , no puede ser  y allá va a toda velocidad subiendo las empinadas calles de Alfama . Me suelo bajar junto a un mirador para emprender mis pasos hacia el castillo de San Jorge